viernes, 2 de enero de 2009

Viajeros intrépidos

Algunas especies llegan a recorrer miles de kilómetros

en busca de un lugar apropiado para comer y reproducirse.

Cuando las condiciones ambientales se tornan adversas, lo mejor que se puede hacer es cambiar de aires. Eso es lo que hacen muchos animales. En el caso de las aves, son las grandes viajeras, que disfrutan de dos residencias, una de verano y otra de invierno. Esta práctica se halla íntimamente relacionada con el ciclo de reproducción. En estos desplazamientos, las áreas de reproducción se encuentran generalmente en las latitudes polares. Esto se debe a que en el verano polar los días son más largos y los adultos disponen de más tiempo para buscar comida con qué alimentar a sus crías. En sus viajes, las aves se orientan por el sol y las estrellas, así como por marcados accidentes geográficos. También disponen de una especie de reloj-brújula biológico que les permite viajar siempre en una dirección e ir compensando el movimiento de rotación de la Tierra. Cuando se desplazan a grandes distancias, las aves suelen contar con lugares fijos donde descansar y recuperar fuerzas. Estas áreas suelen ser humedales, comúnmente llamados vegas o mallines.

Tipos de migraciones

Las especies migratorias pueden agruparse según sus preferencias:

Migrador A: Se trata de aquellas aves que nidifican en el norte y que luego vuelan hacia el sur. Se los encuentra aquí en primavera y verano.

Migrador B: En este caso, se trata de aves que nidifican en la Argentina, en primavera y verano, para luego migar al norte durante el otoño e invierno.

Migrador C: Aquí encontramos a las aves que nidifican en la Patagonia durante la primavera y verano, volando luego al centro del país y aún más al norte durante el otoño e invierno.

Migración restringida (R): También existen los movimientos migratorios que se dan, generalmente, dentro de áreas más restringidas. Hay desplazamientos altitudinales, es decir que ciertos grupos de aves descienden de las montañas en invierno y regresan a ellas durante la estación favorable.

También sucede que una raza puede ser residente y otra migratoria. Como así también, encontrarnos con ciertas poblaciones migratorias B y otras residentes. En otros casos, puede suceder que ciertas especies que creemos migratoria las veamos permanecer durante el invierno, cuando en realidad se trata de poblaciones de individuos que tienen su residencia veraniega en el sur de Patagonia, y vienen aquí a pasar el invierno. A la vez, las poblaciones de esa misma especie que viven aquí en verano, en el invierno migran al norte. Un claro ejemplo es el chingolo.

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